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domingo, 10 de octubre de 2021
miércoles, 6 de octubre de 2021
Vampiros - Parte 1
martes, 5 de octubre de 2021
EPILOGO, 1RA PARTE
UNA TARDE DE LLUVIA
(También disponible en Wattpad)
Llovía a cantaros y me fui a refugiar al Toscano, un local al que ya se me había hecho costumbre ir por las tardes después de clases, para tomar un café y hacer las lecturas de la semana.Éste sitio solía ser para mí más relajante que la biblioteca de la escuela. El olor que despedían el café y el pan recién horneado envolvían el local relajándome, además los murmullos del gentío callaban mi mente. Lo contrario ocurría si estudiaba en la biblioteca de la universidad, que con su enfermizo silencio le dejaba a mi mente bastante espacio para hablar conmigo y eso no era algo que me gustase hacer muy seguido desde hacía ya algún tiempo.
Debía admitir que la situación se había vuelto un tanto irónica, antes la biblioteca era mi lugar preferido en el mundo y ahora le rehuía lo más que podía, lo que no era muy sencillo debido a mi carrera que implicaba montones de libros a la semana. Lo único que se mantenía intacto era amor por la lectura. Ese amor me había llevado a estudiar letras hispánicas en la facultad de filosofía y letras en la una universidad al sur de la ciudad.
Entre al local cerrando mi paraguas, tomé asiento en una de las mesitas que daba a un ventanal con vista a la avenida, por inercia comencé a hojear aquel menú que ya casi había memorizado por completo, estaba a la espera de que alguna mesera llegará a tomar mi orden, cuando escuche una voz muy familiar que hizo mi corazón se detuviera por un instante.
— ¿Disculpe señorita, puedo tomar su orden?
Levante la vista del menú y me encontré con unos alegres ojos color miel, que hicieron mi corazón se detuviera un momento y sentí algo más que ese constante vacio en mi pecho.
— ¿Xavier?— mis palabras sonaron un tanto entre cortadas, tenía un nudo en la garganta, pero después un sentimiento cálido llegó a mi garganta disolviendo ese nudo aclarando mi voz haciéndola sonar un tanto alegre, algo que me tomo por sorpresa—¡¡¡ Xavier que gusto verte!!!
Y lo abracé en un acto automático. El sentimiento cálido termino por apoderarse de mí, recorrió mi cuerpo desentumeciéndolo de a poco, pronto caí en cuenta de que estaba feliz, mi amigo había aparecido de la nada y me daba gusto verlo, no era algo que pudiese comprender del todo pero era la primer emoción positiva que sentía en un largo tiempo.
— ¿Que sorpresa encontrarnos así, no? Me dedicó una gran sonrisa, mientras se alejaba un poco de mí.
—La verdad es que sí, yo vengo a este lugar casi a diario y nunca te había visto, ¿cuándo llegaste?, por qué no me avisaste que venías, para ir a dar una vuelta por la ciudad. Mi entusiasmo era notorio en mi tono de voz, eso pareció alegrarlo.
—De hecho llegué ayer en la noche y me estoy quedando en el depa que tiene mi tío arriba de la cafetería. No te llamé porque quería sorprenderte, y parece que funcionó. — Me guiño el ojo. — Me alegra que hayas reaccionado tan entusiasmada.
Le dedique una sonrisa algo nerviosa. Debía admitir que incluso a mí me sorprendía mi entusiasmo.
— ¿Tu tío, tiene un depa aquí?
Pregunté, rompiendo el breve silencio, intentando desviar la conversación
—Sí, suele rentarlo a los estudiante, pero esta vez lo dejo disponible para mí.
— ¿De verdad? qué pequeño es el mundo, ¿no?
—Bastante, y ¿cómo has estado, hace mucho que no nos dejas saber nada de ti?
—Mejor...— Le dedique una sonrisa, porque ya no podía continuar hablando, la sensación de calidez me abandono de repente y el vació se hizo presente cómo reclamando su lugar. La sensación me tomo por sorpresa e intente disimularlo lo mejor que pude. No le estaba mintiendo, claro que me encontraba mejor ahora, al menos me sentía mejor que hacía un año y mejor que hacía unos meses. Ya había dejado los fármacos y podía dormir casi 6 horas corridas sin que las pesadillas me abrumaran y despertaran llorando.
Me miró detenidamente, esperando encontrar algo en mi rostro que le permitiera saber si le mentía o era honesta, al final un tanto resignando a que no iba a hablar más del tema, me devolvió la sonrisa.
—Bien, que te parece si vamos a comer algo y platicamos un rato, hay mucho que contar. Me tomó de la mano y me condujo al fondo de la barra de aquel lugar.
Esa tarde se me fue entre risas y recuerdos que no me herían sino que me invadían como pequeñas estrellas fugaces, el vacio no sé fue del todo pero le permitió convivir con esa sensación de calidez que me provocaban esos recuerdos felices.
El tiempo paso fugaz, y el que se dio cuenta de la hora fue mi compañero.
—Vaya ya te entretuve mucho, supongo que tienes tareas pendientes, perdón si te distraje.
Exclamó un tanto apenado cuando miró el reloj de la pare detrás de la barra. Sus palabras fueron un tanto punzantes para mí, yo estaba muy bien y no quería que eso terminará, no quería quedarme sola conmigo, al menos no esta noche.
—No te preocupes, valió la pena, y no me distrajiste de nada importante. Le respondí intentando que mi voz no denotara lo mucho que me iba a afectar el separarme de él.
—Está bien, entonces ¿qué te parece si te acompaño a tú casa?
—Claro, vivo a unas cuadras de aquí.
Salimos de aquel local y la lluvia ya había cesado, el cielo estaba un tanto despejado así que se podían ver las estrellas y tras una gran nube gris se podía divisar la luz de la luna que prevalecía pese a la oscuridad que la rodeaba.
Caminamos tranquilamente planeando vernos durante la semana, para poder platicar y ponernos al día de lo que habíamos pasado.
Al llegar a la puerta del departamento que rentaba, me despedí de él con un fuerte abrazo con la esperanza de que esa sensación de calidez que me impregnaba perdurará el tiempo suficiente hasta que lo volviera a ver.
—Buenas noches pequeña, descansa, nos vemos mañana. Se despidió depositando un beso en mi frente.
—Buenas noches, nos vemos mañana, gracias.
Abrí la puerta y para después cerrarla dejando tras de mí esa pequeña luz que recién había encontrado. Ya al entrar al departamento no pude más, me recargué en la puerta y comencé a llorar.
Para tranquilidad de muchos de mis amigos y familiares en este tiempo no me había convertido en una ermitaña huraña, ni me había aventado por una ventana. Mi depresión iba desapareciendo de apoco. Desde hacía unos meses, de vez en cuando socializaba en mi salón de clases, e incluso me llevaba bien con algunos compañeros, pero cabía destacar que aún no había alguien que se ganará lo suficiente mi confianza para pasar a ser considerado un amigo cercano.
Por eso en muchas ocasiones prefería estar sola con un buen libro. Pero también procuraba mantener la comunicación con mis viejos amigos del bachillerato. A Tamara la veía seguido, estaba estudiando psicología y su facultad estaba a pasos de la mía, así que solíamos reunirnos para comer o para ir al cine o de compras. A veces nos acompañaba su novio Leonardo, quien estudiaba la misma carrera que mi amiga y cuando podía llevaba a algún amigo suyo para que no me sintiera incomoda ante las muestras de cariño que le propiciaba a mi amiga. Sinceramente me daba gusto ver feliz a mi mejor amiga.
También solía ver a los otros chicos, Martín estudiaba medicina y cuando iba a su facultad íbamos a desayunar juntos para ponernos al día. A Lucas y a José los veía seguido en los pasillos de la facultad, ellos estaban estudiando historia, éste dúo siempre lograba ponerme de buenas, y las platicas con ellos a veces se extendían por horas.
En fin, aunque no los veía tan seguido como quisiera, sabía que mis amigos estaban ahí y no estaba tan sola, aunque a veces me sintiera así.
El tiempo pasaba tranquilo e incluso a veces un poco monótono, iba de la universidad a mis tareas, que en muchas ocasiones hacía en la cafetería de mi amigo con quien compartía algunas anécdotas, y de ahí a mi departamento; donde en ocasiones me invadía la soledad.
En estos dos últimos años, había adquirido una forma de vivir un tanto monótona y aburrida, me la había pasado intentando superar muchas cosas que me habían pasado pero no lograba llegar a completar la misión del todo, por más que me esforzará y por más terapias que tomará. Había algo en mí que me faltaba, un vacio que me estaba matando de a poco.
Había fantasmas que aún me atormentaban, y que se negaban a irse completamente. Era una herida siempre abierta. Y al menos ya no necesitaba medicamentos para alejar a esos fantasmas, ya me era cada vez más sencillo alejarlos por periodos largos. El problema era cuando reaparecían, en ocasiones no podía dormir por días, y cuando eso pasaba terminaba adelantando la tarea para la semana y caminando por la vida como zombi, acompañada de un termo enorme de café.
Mi salud mental era frágil, así que procuraba mantenerla estable por mí misma, no siempre era fácil, pero. ¿Qué más podía hacer?
NOSFERATU A 100 AÑOS
ACÁ LES CUENTO TODOS LOS DETALLES DE ESTE CENTENARIO FILM CURIOSIDADES, RESUMEN Y MÁS YO SOY LUNA Y AHORA LAS NOTAS ESTAN EN FORMATO DE VÍ...

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Disclaimer: Sé que he estado ausente por un muy largo tiempo, quiero disculparme sobre todo por aquellos quienes en twitter me han pregunt...
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¿H an visto esas películas sobre un grupo de individuos que se quedan encerrados en una casa ya sea por una tormenta, un asesino serial, un...