PUNTO
MUERTO.
¿Nunca
han sentido que tiene tantas cosas que hacer que no tienen tiempo ni para
respirar?
Yo quisiera decir que no he conocido ese
sentimiento de estrés constante y auto exigencia, pero pareciera que conforme
pasa el tiempo las cosas suben de dificultad al igual que en un videojuego.
Claro, en los videojuegos tienes la posibilidad de reiniciar todo y empezar las
veces que quieras desde donde fallaste. En cambio en la vida no es así, cuando
fallas en algo, tienes dos alternativas o lo resuelves, o te hundes.

La batalla que por lo regular lleva a perder
de vista el camino es el interminable dilema del quiero contra el puedo. Porque
no siempre podemos hacer lo que queremos sin sacrificar algo y por hacer lo que
debemos en ocasiones no hacemos lo que queremos. Y por lo regular terminamos cediendo a
nuestros instintos, y caemos en algún extremo. Para luego quejarnos de las consecuencias
de nuestros actos.
O en casos más acertados y más aventureros,
intentamos hacer lo que queremos y lo que podemos al mismo tiempo. En el mejor
de los casos las cosas se acoplan para que todo salga bien, pero por desgracia
la vida no es fácil y le gusta que nos esforcemos. Nos pone pruebas y mide
nuestra capacidad multitareas.
En ocasiones puede que el trabajo nos
absorba o pretenda hacerlo, o que cedamos ante nuestras pasiones, o simplemente
nos queramos aislar del mundo. Pero si logramos darle un lugar a cada
actividad, y buscamos que este sea provechoso, no sólo vamos a lograr no
estresarnos sino que lograremos un punto muerto, donde las cosas no se
sobrepasen de los límites que les debemos ir poniendo. Claro que en ocasiones
las cosas tienen que ceder un poco para poder hacer todo, pero nunca hay que sacrificar
una por otra, ya que eso nos hará perder el balance y terminaremos llorando o quejándonos
de esta mundana existencia.
Algunos a esta altura del texto- los que se
atrevieron a seguir leyendo y por eso doy gracias- se preguntaran el por qué me
decidí a hablar rebuscadamente sobre la búsqueda de un equilibrio en esta vida.
La respuesta es no muy compleja. Más bien es
parte de mis impresiones sobre el mundo social actual y de mis propios traumas.
En esta era tan tecnológica y tan “avanzada” no hemos olvidado de buscar un
equilibrio entre mente cuerpo y el mundo.
Dejamos de lado a la familia, amigos o pareja
por trabajar, o descuidamos el trabajo por divertirnos hasta que el cuerpo
aguante, o peor nos olvidamos de nosotros mismos al intentar complacer a los
otros.

A algunos nos afecta eso y nos volvemos un
tanto melancólicos y vemos cómo antes las cosas no eran tan difíciles, ni tan
complicadas cómo se van haciendo a lo largo de la vida. Pero la esperanza de
reconectarse con eso a lo que podría catalogar como equilibrio o punto muerto,
no debe perderse. Como dije líneas atrás el encontrarlo no es sencillo, pero se
puede lograr con esfuerzo.
Y también hay que tener presente que ese
equilibrio no va a ser eterno. Así que sí queremos conservar cierta estabilidad
hay que darle el peso adecuado a todo y si alguna cosa falla debemos estar conscientes
de que no es el fin del mundo y que ese espacio que dejo eso en tu balanza se
puede compensar con algo más.
La búsqueda de la felicidad es eterna, pero
si sabes qué camino tomar, el viaje puede ser tan lindo cómo la meta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
si te gusto comenta