miércoles, 25 de junio de 2014

AUSENCIA

Cuando no estas cerca te encuentras presente en mi arte. Oscar Wilde

 
 
Ahora estas ausente
la banca del parque ahora es para uno
tu lado de la cama sigue tendida
mi mano ahora sólo roza el aire al caminar
y mis labios ahora secos
aún guardan memoria de tus besos
no dejo de anhelar tu calor
en esta noche fría
la luna me mira compasiva
desde la ventana
el té se ha enfriado en mis manos
y he derramado dos lágrimas en la taza
el té se ha amargado
y mi corazón se ha cerrado

ENSOÑACIÓN

Os ofrezco una disculpa por actualizar el blog hasta ahora, pero los deberes en la escuela a veces son agobiantes. Pero lo prometido es deuda, aquí esta la 2a parte del cuanto monotonía. Dedicado a Israel, quien no dejo de alentarme en continuar subiendo la historia.
Espero os guste.
Dudas, quejas y sugerencias en mi twitter @hada_24
 
*************
Y antes de dormir deseé que las cosas siguieran así de bien y porque no mejor, que mi vida fuese cada vez más interésate, quería vivir una aventura.
Pero bien dicen que hay que tener cuidado con lo que se desea. Esa noche no podía ni siquiera imaginar lo que pasaría a lo largo de las siguientes semanas.
 Mi nuevo puesto me permitía permanecer poco tiempo dentro de la oficina, por las mañanas sólo iba por la lista de posibles clientes y buscaba contactarlos para agendar una cita, el resto del día iba a las citas y ya por la tarde dejaba los informes de las mismas, para después regresar a mi departamento.
            La primera semana sólo iba a pocas empresas pequeñas a ofrecer los servicios de la compañía de seguros para la que trabajaba, pero había un cliente que aparecía en mi lista de candidatos que era dueño de una serie de restaurantes y clubes nocturnos en toda la ciudad, si lograba ese negocio probablemente me volverían a ascender. Pero por más que intentaba concertar una cita con él, no lo lograba.
            Era martes y recibí una llamada en mi celular de la asistente personal de aquel codiciado cliente concertando una cita relámpago para esa misma tarde. Tras cumplir con las pocas citas de mi agenda me encaminé al lugar donde la asistente me había indicado por la mañana.
            El sitio de la cita era uno de los clubes de Matt Kuttner, un hombre que no pasaba de los 30, conocido por tener los clubes nocturnos y restaurantes más concurridos por la ciudad, gustar de los autos lujosos y cambiar de novia como se cambia de calcetines. No había logrado averiguar mucho de su carrera y antecedentes familiares, sólo sabía que empezó como dueño de un pequeño restaurante de comida polaca que tuvo tanto éxito que amasó el dinero sufriente como para empezar a rescatar clubes que estaban por fracasar y tras su adquisición se convirtieron en los más populares. Ahora sólo los administraba y disfrutaba de los frutos de su éxito.
            El edificio dónde estaba el club era antiguo y muy bien restaurado, la fachada daba la impresión de ser un castillo en medio de la gran ciudad. En la entrada había un cadenero, un hombre alto y de gran musculatura que portaba lentes de sol, que tras decirle mi nombre sólo inclino la cabeza a modo de afirmación y me pidió que lo siguiera.
            El interior del lugar iba muy a tono con la fachada, las arañas del techo y la decoración estilo steampunk, supuse era una especie de club gótico.
            —Señorita el señor Kuttner no tiene mucho tiempo sea breve por favor. Me indico la que supuse sería su asistente, una mujer alta de figura estilizada, facciones finas y unos penetrantes ojos azules.
            En la barra de aquel sitio sacado de algún set de alguna película, estaba sentado un hombre que me resulto un poco familiar, llevaba un traje negro, con camisa blanca y sin corbata, de cabello negro y unos hermosos ojos verdes que me miraron curiosos.
            —Sofía, que sorpresa verte de nuevo. Se dirigió hacia mí como si nos conociéramos de toda la vida.
            —A mí también me sorprende esta situación, no me esperaba que tú fueras mi cita esta tarde. Admití con una sonrisa
Hace un par de semanas nos habíamos topado en un club, que ahora después de una larga charla con él, me dijo que era una de sus propiedades. Tras contarle el motivo profesional que me lavaba a él me dijo que por tratarse de mí firmaría con mi compañía de seguros, y que no iba a dejarme ir tan fácilmente. Y cumplió con su palabra me pidió que lo acompañara a hacer un recorrido por sus clubes, algo que nos llevo prácticamente el resto del día.
En la jornada pude darme cuenta de que los encargados de cada club  no sólo le tenían respeto por tratarse del jefe sino que también había una especie de miedo ante su presencia. Y en cada sitió recogía una serie de maletines enormes que más bien parecían hieleras que subían sus guarda espaldas en una camioneta que venía siguiendo el auto deportivo en el que nos trasladábamos Matt y yo por la ciudad.
  —Este va a ser el último club que visitemos en la noche, aquí podremos hablar algo más relajados y de otras cosas que no sean de negocios. Me dijo dedicándome una hermosa sonrisa y poniendo su mano en mi rodilla.
—Está bien, que no me ha desagradado este recorrido por la ciudad, me agrada tu compañía. Aunque con esta ropa no dejo de sentirme como en la oficina— Confesé
—Cierto ese traje te hace ver muy sería, nada comparado con la chica con la me tope en el club esa noche, con un hermoso vestido blanco. Pero eso tiene solución. Me dijo guiñando un ojo, tomo su celular y tras unas breves palabras sólo pude deducir que iba a tener vestido nuevo esta noche.
Al llegar a nuestro destino, ya eran casi las 11 y el lugar estaba a reventar, nosotros entramos por la puerta trasera, dónde ya nos esperaba la asistente de Matt. Quien se me separo de él y me condujo a una especie de camerino donde me indico que lo que había en una maleta negra era mío y que no tardará en cambiarme que Matt me esperaría en el privado al que ella me conduciría después.
El contenido de la maleta me dejo un tanto atónita pero cuando me probé el conjunto me descubrí bastante hermosa. El color rojo de aquel vestido entallado era bastante hipnotizante casi como los hermosos ojos verdes de Matt, mismos que juraría me veían con deseo cuando llegué al sitio donde me esperaba, un pequeño espacio delimitado por cortinas y con un sillón y una mesa de cristal llena de bebidas y comida frente a él.
La noche se torno mucho más placentera que la tarde, pude platicar con aquel hombre y de a poco la complicidad y comodidad que sentía a su lado se volvía en atracción y un intenso deseo de besarlo y tocar su piel blanca como la nieve. Sus ojos no dejaban de cautivarme y por momentos me percataba que en su mirada se reflejaba el deseo.
Y él fue menos recatado que yo, tomo mi mano y con delicadeza fue recorriendo con la yema de sus dedos el dorso de mi brazo hasta llegar a mi clavícula, su roce era como un cosquilleo bastante placentero, pronto me tomo del cuello y me atrajo hacia él para besarme de manera intensa buscando pegarse más a mí, cuando mis pulmones pidieron aire se separo de mí un poco sólo para empezar a besarme el cuello, la sensación de sus fríos labios recorriendo y humedeciendo mi piel me estaba volviendo loca.
Olía mi cuello como quien disfruta de una cata de vino, me besaba y succionaba mi piel como quien degusta de una fruta jugosa, me sentía alagada, me sentía deseada como nunca. Hasta que sentí agujas en mi piel y el grito se ahogo en mi garganta que se lleno de un sabor metálico.
Desperté sofocada por aquella sensación y en un acto de reflejo me lleve las manos al cuello y pude sentir un par de hoyuelos en el cuello, cerca de la carótida. Eran señales que aquello no había sido un sueño. El miedo me invadió y ya no pude volver a dormirme.

NOSFERATU A 100 AÑOS

 ACÁ  LES CUENTO TODOS LOS DETALLES DE ESTE CENTENARIO FILM CURIOSIDADES, RESUMEN Y MÁS YO SOY LUNA Y AHORA LAS NOTAS ESTAN EN FORMATO DE VÍ...