lunes, 18 de mayo de 2015

DONDE HUBO FUEGO...

Disclaimer: El siguiente escrito es un fragmento de un capitulo de una novela romántica que no más no acabo de escribir. Espero os guste, espero sus comentarios en mi Twitter  @hada_24
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Me levante temprano como siempre y fui a la editorial a trabajar. El día transcurrió con normalidad. El clima era nublado, lo que no fue muy bueno justo porque cuando salí de la oficina rumbo a la parada del metrobus, comenzó a llover, así que presurosa corrí a refugiarme bajo el techo de un restaurante cercano. 
Entonces fue cuando lo vi. Vestía un traje sastre azul marino, con camisa blanca y corbata negra, me costaba un poco reconocerlo ahora. Su rostro no era el mismo que recordaba, su semblante era completamente diferente, el cabello lo tenía un poco más largo y peinado hacia atrás con gel, se había dejado la barba un poco crecida, y esos hermosos ojos verdes que una vez llegaron a hipnotizarme lucían opacos, sin vida. No podía negarlo, me partía el corazón verlo así, intentaba contener el impulso de ir a su encuentro para abrazarlo y decirle que todo estaría bien, pero sabía que eso no nos llevaría a nada bueno.
Me escondí detrás de una multitud, intentando que no me viera. Pero entre ese gentío que se refugiaba de la lluvia, hubo una mano que se aprovecho de la situación para pellizcarme el trasero en un acto obsceno. Yo no me quedé callada y olvidando que tenía que estar de incognito arme un escándalo.
— ¡Quíteme las manos de encima, viejo asqueroso!
Grité, mientras le propiciaba un buen puñetazo en la cara a un señor de unos 40 y pico. Todos alrededor voltearon a ver el espectáculo que estaba dando, incluido él. Quien de un par de zancadas llegó hasta donde estaba y después de propiciarle otro puñetazo al hombre, me tomo de la muñeca para llevarme frente a un lujoso convertible negro. Me abrió la puerta para subirme al auto, no lo pensé dos veces, él cerró la puerta tras mío y se apresuro a abordar el auto.
Durante el trayecto no dijo nada, su mirada estaba fija en el camino, dos veces entre abrió los labios como para decir algo, pero al final terminó desistiendo. El silencio entre ambos parecía eterno y tensaba el ambiente. Pero alguno de los dos tenía que romper el hielo y para no perder la costumbre, tendría que ser yo.
—Gracias por sacarme de ahí. Le dije casi en un susurro.
            —Hmp… Carraspeo la garganta, al parecer eso no había cambiado en él.
   — Me podrías dejar en la parada del metrobus que sigue, por favor. Tenía que bajar del auto cuanto antes, no quería que se repitiera lo de aquella noche.
   —Cómo quieras. Su voz sonó fría y cortante, un nudo en mi garganta se hizo presente. No podía creer que después de tanto tiempo aún me afectara.
    Detuvo el auto junto a la banqueta para que pudiera cruzar hacia el paradero. Abrí la puerta, continuaba lloviendo, puse un pie en el suelo encharcado y me quedé con el brazo extendido, dudando si bajar o no. Después de unos minutos de silencio, tomé mi decisión. Metí mi pie de regreso al auto y cerré de un portazo, ante la mirada sorprendida de Mateo.
   —Hay que arreglar esto de una vez por todas. Le dije en el tono más serio que pude, mientras lo miraba fijamente a los ojos.
  Él no hizo más que bajar la mirada y masajearse las sienes, para después de mover la cabeza de un lado a otro a modo de desaprobación.
   —De acuerdo, pero aquí no. Dijo al fin, con resignación.
   Puso nuevamente el auto en marcha y el silencio incomodo regreso. Manejo atreves de la ciudad, hasta llegar a un alto edificio de lujosos departamentos e ingreso al estacionamiento de éste. Una vez aparcado el auto, bajó y se apresuro a salir para abrirme la puerta. El corazón me latía con fuerza, y mis manos comenzaron a sudar.
   —Vamos. Me dijo extendiéndome la mano, acto que rechacé y salí del auto por mi cuenta.
   Me paré junto a la puerta, que él cerró azotándola y crucé los brazos.
   —De verdad que lo siento, yo no quería causarte problemas— Me dijo con voz fría, sin voltear a verme, su mano estaba sobre el toldo y la mirada fija en el reflejo de su rostro sobre el auto.
   —Oye, sé que no querías pero lo hiciste y no puedes pretender que yo te vea y haga como si nada hubiese pasado. Le dije furiosa.
   —Es una tortura, ¿sabes?— no conteste—  siempre he intentado no lastimarte con mis problemas y mis acciones, pero siempre algo me sale mal. Su voz se quebró y mi corazón se encogió.
   —No me creas una inocente palomita— le dije un dejo de sarcasmo intentando tragarme el nudo de la garganta.
  —Hmp…— Carraspeó la garganta intentando aclarar su voz— Creo que ese siempre ha sido mi problema, te he subestimado demasiado.
   —Ese ha sido uno de nuestros problemas, la verdad es que nunca hemos sabido comunicarnos.
  —Hmp… ¿es por qué nunca te conté nada al respecto?
  —No eres el único culpable, yo tampoco te conté muchas cosas.
   —No trates de hacerme sentir mejor—  Volteó para mirarme a los ojos, puso una mano sobre mi brazo y otra sosteniendo mi barbilla, impidiendo así que bajará la vista.— Tus secretos son comprensibles, los míos son imperdonables, entiendo que te comportes así con migo, pero aún así no te niego que me duele.
  — ¿Y crees que yo no sufro al verte así? Te estás dejando caer al vacío y no sé cómo ayudarte. Ya no eres tú.
  Terminé la oración en casi un susurró, él me soltó y no pudo sostenerme la mirada, de repente soltó un gran puñetazo al toldo del auto. Salte por la impresión y me sequé las lágrimas antes de acercarme. Le tomé por el hombro y lo volteé para que me viera de frente, no dejé que dijera palabra y lo abracé. Él me estrecho con fuerza hundiendo su cabeza en el hueco entre mi cabeza y mi hombro, comenzando a llorar, lo que me rompió el corazón aún más.
  No puede hacer más que acariciarle el cabello con ternura, hasta que se calmó. Nunca me hubiese podido imaginar que él me llegase a parecer en algún momento frágil, como ahora, la imagen que tenía de él era la de un hombre fuerte y serio.
   Cuando dejó de llorar, lo separé un poco de mí y enjuague sus lagrimas, tal como lo había hecho alguna vez él las mías, le besé las mejillas con dulzura, empezando desde el pómulo hasta llegar a la comisura de sus labios, donde no resistí la tentación por mucho tiempo y le deposite un casto beso en los labios. Él no perdió la oportunidad y convirtió mi tierno beso en algo salvaje, y desesperado.
  Sus labios presionaban los míos con deseo, me tomó de la cintura pegando su cuerpo con el mío, yo lejos de rechazarlo, no me resistí y me deje llevar, ignorando a una vocecilla en mi cabeza que me decía que tenía que alejarme de él, que esto terminaría mal. Por una vez en mi vida, estaba convencida que el portarme mal estaría bien.
  Me empujó con delicadeza, pegando mi espalda al costado del auto sin dejar de besarme. Comenzó a recorrer con sus manos mi cuerpo, provocando pequeñas descargas en mí piel con cada roce, que me estremecían haciéndome desear más de él. Cuando de pronto él frenó sus caricias y se separó de mí, para mirarme con duda en su mirada, pero antes que pudiera preguntar algo, volví a besarlo.
  Él por un momento se quedó sin responder mi beso, pero al final mi perseverancia resulto y terminó por ceder.
   —Ven. Me dijo susurrando en mi oído, para después tomarme de la mano y llevarme al fondo del estacionamiento, donde había un elevador.
Presiono el botón que abriría las puertas y sin dejar de besarme me empujo para abordar el elevador, hasta arrinconarme, mi necesidad de él aumentaba con cada roce de sus manos y sus labios en mi piel.
   Cuando las puertas del elevador se volvieron a abrir me condujo hacía el recibidor de un departamento oscuro. Él conocía muy bien el lugar ya que me guió con delicadeza hasta, lo que después descubrí, era su habitación. A cada paso que dábamos rumbo a su cama, perdíamos una prenda en el camino.
   Cada roce de sus manos, cada beso que me robaba entre gemidos eran como fuego liquido que inyectaba por mis venas, recorriendo mi cuerpo provocando olas de placer. Pronto llegamos al clímax fundiéndonos en un ser que compartía la misma gloria, por breves segundos.
   Me despertó la luz del sol cuando me revolví entre las sabanas de aquella enorme cama. Lo que me hizo incorporarme de golpe fue el encontrarme sola en ella, suspiré hondamente y pase una mano por mi frente hacia atrás de mi cabeza, en un acto de intentar hacer memoria de lo que había pasado la noche anterior. Una sonrisa se dibujo en mi rostro, me sentía bien, feliz. De hecho demasiado feliz y eso comenzaba a asustarme.
    

domingo, 17 de mayo de 2015

PENITENCIA

pesadillas que dejan tras de sí
fantasmas que me torturan
que me orillan a un precipicio
en el que no pude evitar caer
pues tu mano ya no estaba ahí
caí en un laberinto de espinas sin rosas
y vago sola entre lamentos
y el anhelo de los tiempos antiguos 
que me ofrecían sueños placidos
condenada a vagar en este limbo
árido y oscuro
sin oportunidad de salir
un ente sin alma
un ente sin corazón
que sólo conoce el dolor
con las alas rotas
y los labios marchitos
perdida en una noche eterna
sin luna ni estrellas.

ANTES DEL 28

Disclaimer: Lo prometido es deuda, y prometí publicar un poco más seguido, doy gracias por sus comentarios en Twitter @hada_24 y espero os guste éste nuevo trabajo esta vez literario. Respecto a la publicación anterior tengo que decirles que son gajes de mi oficio como historiadora y ese ensayo no quería que se quedará en el papel.
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Llegué a la fiesta portando mi nuevo vestido azul, no lo negaba necesitaba salir y divertirme y ésta era la oportunidad de hacerlo.
    El lugar: una terraza en el edificio donde vivía un viejo amigo. 
    El motivo: una sana convivencia entre amigos y expandir los círculos sociales con los ahí presentes.
    Llegué a la fiesta con un amplia sonrisa y mis labios pintados de carmín. 
    La terraza era amplia al centro de ella había una mesa que contenía un bufete con diversos bocadillos y bebidas, al rededor de ella se encontraban los invitados que empece a saludar y charlar con ellos amenamente, en esa terraza habían muchas caras conocidas para mí, pero a una en especifico la conocía demasiado bien, en cuanto me cruce con su mirada celeste la sangre se me heló.
    No lograba entender que hacia en aquella terraza, él se había ido a vivir lejos de la ciudad y tenía entendido que no volvería. Pero al parecer me había equivocado, porque ahí estaba, al borde de la terraza recargado en la reja que evitaba que cayera al vació. Ahí estaba él, escudriñándome con esos penetrantes ojos azules que me desarmaban y hacían que mis piernas se volvieran de gelatina. 
    Mi tarde de relajación y convivencia social se arruinaron en una fracción de segundo, ya no quería estar en ese sitio que al principio me pareció agradable, ahora me parecía un sitio peligroso del que tenía que salir.
    Así que opte por retirarme con un poco de dignidad y naturalidad, así que lo conveniente era despedirme del anfitrión y salir de ahí antes de que la situación se pusiera peor.
    Con la sonrisa más natural que pude fingir me di a la tarea de buscar a quien nos había invitado. Me abrí paso entre un grupo que platicaba amenamente y cuando logré atravesarlos en vez de encontrar a mi anfitrión me encontré con mi verdugo.
     -Te va bien el azul
     -Gracias, que sorpresa verte pero ya me voy, tengo mucha tarea que hacer, sólo vine un rato para no quedar mal con Raúl.
      -Entiendo que no te agradé mi presencia no sabía que estarías aquí
      -Tienes razón no me agrada tu presencia pero no te creo que no hayas imaginado que vendría
      -La verdad es que tenía muchas ganas de verte, eso de no saber de ti me inquieta un poco.
      -¿por qué iba a inquietarte? tú decidiste alejarme y yo decidí ya no querer saber de ti.
      -Sé que lo que hice no estuvo bien, traicione tu confianza, pero créeme que no fue totalmente consciente, tenía un montón de alcohol en el sistema y me descontrolé.
     -Tú lo acabas de admitir no estuvo bien, aprende a vivir con las consecuencias de tus actos, y a mí déjame en paz no creo que algún día vuelva a confiar en ti de nuevo, no pierdas más tu tiempo.
     -Cuando has crecido mocosa, no sólo te has puesto más bonita, has madurado mucho en estos meses. ¿Podemos establecer una tregua y llevarnos bien, pon tus las reglas si quieres?
     -La verdad me alegra que estemos llevando una conversación y no gritandonos como las últimas veces que nos hemos visto. Pero no creo que sea muy buena idea que mantengamos contacto. 
     -Te extraño, no sólo eras mi novia, eras mi mejor amiga, me haces falta.
     -No te niego que te he llorado mares, pero no me puedo permitir mantenerte en mi vida, no si cada vez que entras a ella termino llorando. De verdad que te agradezco lo bueno y te perdono lo malo. Te deseo lo mejor y espero encuentres lo que sea que estés buscando y que seas feliz.
     -Tenía la esperanza de verte y de algún modo recuperarte, de encontrar en ti una amiga, pero veo que ya ni eso me puedes ofrecer. Y si de mis errores el pago que tengo que hacer es perderte definitivamente tengo que aceptarlo.
    -Espero tengas un futuro maravilloso y la vida te pinte mejor. Adiós. 
     -Adiós mi pequeña hada.
     Pasaron dos meses tras aquel último encuentro, la vida continuo y a pesar de que aún dolía y en ocasiones me veía tentada a llamarle para que regresará a mi lado, estaba consciente que eso no era posible, la vida nos había puesto caminos totalmente paralelos.
    Caminaba una mañana lluviosa rumbo al trabajo, esperaba el autobús 28 cuando del otro lado de la acera lo vi, iba vestido de un traje negro con camisa blanca y la corbata azul que le había regalado. En un impulso corrí a darle alcance pero lo perdí entre la multitud, al final del día perdí el autobús y llegué tardísimo a la junta, y el día en la oficina fue tedioso. Al regresar a mi departamento sólo quería quitarme los tacones y sentarme frente al televisor y comer algo.
   Como acto cotidiano revise los mensajes de la contestadora y uno en particular llamó mi atención: "Hola, te vi hoy en la mañana, parecías apurada y por eso no quise acercarme, te dejo mi nuevo número, me gustaría algún día platicar contigo, te extraño".

En esta vida la única constante es que no hay nada constante.
     



























   

  

NOSFERATU A 100 AÑOS

 ACÁ  LES CUENTO TODOS LOS DETALLES DE ESTE CENTENARIO FILM CURIOSIDADES, RESUMEN Y MÁS YO SOY LUNA Y AHORA LAS NOTAS ESTAN EN FORMATO DE VÍ...