Escribo esto un 8 de marzo del 2021, después de haber navegado en redes sociales lo suficiente para percatarme de cuantos contactos tengo que han cambiado su pensamiento y ahora defienden las causas feministas, algunos otros que comparten información para concientizar sobre la situación de la mujer en mi país (México), la cual es hasta tétrica, desde niñas vendidas, mujeres asesinadas o desaparecidas, bebés violadas. Cada historia que leo es perturbadora y me hace sentir insegura como mujer.
Eso no debería de pasar, ¿hasta dónde es capaz de llegar el ser humano para maltratar al otro? La respuesta son todos eso feminicidios y violaciones, aunque estoy segura de que es la punta del iceberg.
Sé que cada caso merece ser denunciado, escuchado y se debe castigar a los agresores con todo el peso de la ley. Sin embargo, no puedo evitar ponerme a pensar respecto a los ataques entre géneros que se desatan en los comentarios de cada posteo referente a todo lo que tenga que ver con feminismo, feminicidios, abortos, igualdad de derechos, mujeres desaparecidas, etc.
Es desalentador encontrar tantos comentarios en redes sociales dónde se ataca a las mujeres que apoyan el aborto, denuncian agresiones a su persona o muestran su apoyo a manifestaciones con causas feministas. Lo triste es que se ataca desde una postura no sólo machista, sino también desde la ignorancia, desde la estigmatización religiosa o moralista de creer que ellos tienen la razón porque las cosas han sido de la manera que dicen desde siempre y como a ellos nunca les ha pasado nada violento, o peor, creen que las actitudes de violencia de género son normales se esta exagerando al pedir cambiarlas o al denunciarlas.
Ejemplos de éste tipo de comentarios puedo dar un montón, pero no quiero prestar mi espacio para replicarlos. Además, estoy segura que al leer lo anterior pensaste en algunos que tú hayas visto en redes.
Desde hace unos años no expreso mi postura ni política, ni ideológica de manera abierta precisamente por la gran cantidad de personas con ideas más radicales que las mías que me han atacado en redes, desde desconocidos hasta mis propias amistades.
Yo siempre he sido partidaria de la igualdad de género, de hacer justica ante los abusos y de protestar cuando algo no está bien. Tengo mi ética y defiendo lo que considero correcto, justo y equitativo. Y en más de una ocasión eso me ha traído problemas, desde tener que renunciar a un trabajo hasta no poderme titular por no dejarme menospreciar por un misógino que abuso de su poder.
No tengo la solución a ese problema de guerra de géneros que se ha desatado. Es grave el no poder tener una convivencia armónica entre seres humanos, el que en vez de ofrecer una mano para ayudar, juzguemos desde una posición de autoritarismo creyendo que tenemos la razón.
La educación a los niños y niñas sobre lo que implica la violencia de género para que no repitan patrones de abuso es importante. Se puede romper la cadena.
Así que desde esta trinchera te digo a ti mujer, no dejes de alzar la voz, yo te creo, no estas sola. Y a ti hombre, no normalices la violencia. Todos podemos hacer algo para romper la cadena, practicando el respeto al prójimo.