En varias entradas anteriores les he hecho alusión a los apocalipsis de películas y el que hay días en los que me siento en uno.
Cuando esto empezó un amigo decía que: "esto nos ha roto la realidad"; y es cierto, la vida ya no es la misma, las cosas que hacíamos antes cómo ir al cine, salir a pasear al centro comerciar, salir a comer a los restaurantes, simplemente salir... se han vuelto como en varias películas, un riesgo de vida.
¿A qué viene todo esto?
A que en estas semanas de desempleo e incertidumbre, me siento como en esa película coreana dónde se queda encerado en su departamento y no puede salir porque hay un montón de zombis agresivos afuera. Y por decir zombis están mis vecinos que llevan desde diciembre haciendo "reuniones familiares" con música a todo lo que da y que a parte de no dejarme dormir, me hacen pensar en cosas como los seres queridos que ya he perdido y mis amigos que están al frente de batalla agotados de tantos pacientes que intentan salvar.
He visto un montón de películas apocalípticas, zombis, desastres naturales, invasiones extraterrestres y he notado que en todas las historias lo más peligroso son los seres humanos. Por ejemplo, sí en una escena hay unos zombis en un vagón de tren que están al fondo y en el otro extremo están dos personas pidiendo ayuda y que los dejen pasar al otro vagón, no falta el egoísta que empiece a manipular para que no los dejen entrar, haciendo que esos humanos pierdan ese tiempo y oportunidad para salvarse.
O un clásico, cuando el mundo entra en una crisis apocalíptica dónde no hay ya ni humanos, ni recursos; el personaje protagonista va por la carretera y encuentra a alguien pidiendo ayuda en medio de la nada, y cómo es un ser de principios se detiene a ayudar, cayendo en una trampa, dónde o le quitan todo lo que traía, o lo llevan a una cabaña dónde lo quieren hacer en barbacoa. Así el personaje termina "castigado" por su buena intención de querer ayudar, y los agresores sólo demuestran que la idea es aprovecharse del otro.
Vamos, que a lo que voy es que muchas de esas películas no están tan alejadas de la realidad. ¿Qué es lo que pasa con la sociedad, que en medio de una pandemia y crisis mundial en vez de ser solidarios, son tan egoístas cómo para decir: ¿y a mí qué? Esas personas no son nada diferentes a los carroñeros de Mad Max o a los que con tal de salvarse ellos te dejan a merced de las olas de zombis.Es cierto, nuestra realidad se ha roto, la vida no va a volver a ser como antes y creo que ya debemos irnos haciendo a la idea, que las cosas que hacíamos antes, ahora son peligrosas. Hay que ser creativos e innovar para hacer las cosas ahora, por ejemplo el home office se esta legislando, es riesgo de trabajo contraer COVID, los restaurantes pueden y deberían extender sus entregas a domicilio, las clases ahora son online.
Hay muchas maneras de estar juntos a la distancia, de cuidar a los que tienen que salir porque sino no comen, pero a la gente se le olvida que en un descuido te puedes contagiar. ¿Tan vital consideran reunir a más de 50 gentes en un patio para "celebrar" o simplemente para divertirse?
Creo ese tipo de cosas nunca las entenderé, cómo el ser humano puede ser tan egoísta, cómo es que en escenarios dónde el mundo se cae a pedazos, piensan: pues a mí no me va a pasar nada, y mientras yo esté bien qué importa el resto. Simplemente no lo entiendo.
Por suerte éste virus no nos está mutando en zombis, porque sino, sería difícil obtener víveres rodeada de zombis, me la pasaría día y noche vigilando que no estuvieran queriendo comerme las tripas.
Esta transmisión es para ti que estas afuera, quiero que sepas que no estas sólo, que todavía hay una resistencia que está en contra de esas fiestas masivas, que se queda en casa y que toma sus precauciones. Resiste, la vacuna no tarda en llegar. Usa tu cubrebocas, y usa tu desinfectante favorito, ya hay con aroma a manguito. Cuídate, fortalécete para que si hay que correr tu estés sosteniendo la puerta del vagón limpio de zombis.
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