miércoles, 23 de diciembre de 2020

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE LA PANDEMIA

Esta semana me voy a poner algo sentimental y emotiva. Vamos a platicar sobre el amor en estos tiempos extraños de pandemia mundial.

    Aunque este virus nos ha golpeado bajo, nos castiga ante los descuidos y la cercanía que tengamos con otros, ha transformado el contacto físico como abrazos o besos en un medio para contagiar y enfermar a los que nos rodean. Nos ha demostrado que nuestras acciones afectan a los otros.

    El amor es un concepto muy amplio, tiene muchas caras y éste año lo hemos comprobado. Durante todo este tiempo de pandemia, creo que lo que nos a ayudado a sobrellevar la situación, lo que nos ha sacado a flote es el amor.

    El amor de pareja, el de hermanos, de abuelos, de nietos, de madre y de padre, incluso el amor entre amigos; ha sido motor para muchos de nosotros, saber que le importamos al otro, saber que nos está apoyando, que esta pendiente de nosotros, que si tomamos medidas de sana distancia, que si cuidamos al borde de la exageración la limpieza es para protegernos y proteger al otro. 

    Y también nos ha enseñado que el amor se puede demostrar de otras maneras, dónde los abrazos no han sido posibles hemos descubierto que las videollamadas nos hacen sentir cercanos, que dónde las tristezas se asoman puedes hacer reír con un meme, dónde hay aislamiento puedes enviar paquetes con amor; las redes sociales han hecho honor a su nombre.

    El amor nos hace fuertes, y ya sea a distancia o con la fortuna de estar encerrados nos ha dejado lecciones y experiencias que hay que atesorar.

    Este fin de año las fiestas se sienten más melancólicas que otras ocasiones, todos hemos perdido algo este año, a todos nos a afectado esta situación, no somos los mismos que hace unos meses. 

       Sin embargo, aunque las ganas de festejar no estén ahí, busquemos darle un cierre a todo esto. Aprendamos de lo que hemos pasado, no dejemos que la esperanza de que tiempos mejores vendrán se vaya, tampoco dejemos que ese amor se extinga, ofrezcamos empatía al otro, no sabemos lo que esta pasando y lo más importante aprendamos a cuidarnos y cuidar a los otros. Busquemos quedarnos con lo bueno y soltar lo que nos hace mal. 

    Y no olvidemos agradecer y valorar a los héroes de está guerra que están en la primera línea de batalla: el personal médico y de salud. Quienes no han descansado haciendo todo lo posible por salvar cuantas vidas puedan, que sacrificarán las fiestas con sus familias haciendo su máximo esfuerzo para que quienes estén a su cuidado en los
hospitales puedan festejar un año más. Nos dan un regalo desinteresado cada vez que salvan una vida, valoremos ese regalo y hagamos nuestra parte para ayudar a que la cifra de contagios baje.

                                                            ****

    Este es el último blog del año, así que no quiero dejar pasar la oportunidad de agradecerte haberme leído, deseo que tú y los tuyos estén bien, que lleguen tiempos mejores. No perdamos la esperanza de que todo mejorará, ya hay vacuna;  pero no dejes de cuidarte y tomar las precauciones recomendadas, recuerda que todos estamos al alcance de una videollamada y que pronto podremos volver a abrazar a quienes están lejos sin miedos.



miércoles, 16 de diciembre de 2020

LA CUARENTENA Y EL SINDROME DE LA CABAÑA

 ¿Han visto esas películas sobre un grupo de individuos que se quedan encerrados en una casa ya sea por una tormenta, un asesino serial, un viaje a otra dimensión, fantasmas o un apocalipsis? ¿Han notado que todas esas historias terminan todos locos o asesinados, porque no aguantan el encierro? A eso último se le llama el síndrome de la cabaña.

   El compartir el mismo espacio con más individuos que uno mismo, nunca es fácil, si lo fuera nadie huiría a casarse o ser roomie. Cómo les he estado contando durante esta cuarentena/quédate en casa/ confinamiento, la vida se ha vuelto más monótona y con un escenario rutinario y muy tendente al aburrimiento. Así que imagínense compartir el mismo escenario rutinario con siete personas igual de aburridas que tú, en una casa de dos pisos y un baño. No es fácil.

    Así que les podría contar que en mi escenario de película en cuarentena podría ser así: una familia grande, con una mamá, un papá, dos adolescentes, una embarazada y su hija y una maestra, intentan sobrevivir al día a día, en medio de una pandemia de un virus mortal que se contagia por medio de fluidos humanos. Suena interesante, ¿no?

De las cosas curiosas que pasan cuando somos tantos en una casa, es la lista de compras kilométrica, productos que había que desinfectar con esmero para no infectarnos de COVID, de hecho ser seleccionado para ir al centro comercial o al mercado por las provisiones se sentía como estar en una mezcla de los juegos del hambre y soy leyenda. 

    También algo que a lo mejor nos ha pasado a todos es que cocinamos cuanta cosa se nos antoja de ver redes, y que terminamos preparando, postres, panes, platillos fuertes, dulces que se compran por mayoreo para que duren. Lo bueno de esto es que no sólo se comparte la comida, sino también los kilos y sino ocupas jeans, no notas cuanto has subido hasta que te pruebas tu ropa para la nueva normalidad y salir al mercado y ya no te entra ni sumiendo la panza. 

    Las diferencias entre los seres humanos son algo común, solucionar y lidiar con esas diferencias es lo realmente complicado. Desde diferencias de opinión, pleitos de quien se comió el último pan, hasta cambios de humor y días en los que ni uno mismo se aguanta y mucho menos tiene ánimo de convivir con los demás.

    A veces el pasar tanto tiempo encerrados con alguien hace que aprendas del otro, qué desayuna en las mañanas, que no tienes que entrar después de él al baño, sonidos que hace, males y achaques que le aquejan, cosas que le dan miedo, manías, formas de dormir, incluso los días que pasa sin bañarse.

    Pero también al pasar tanto tiempo juntos puedes descubrir cosas que ni siquiera sabías que te irritaban, gritos agudos, programas de tv raros, que se coman tu pan sin preguntar, que te toque lavar los platos de todos.

    Y cómo no todo es blanco o negro, también puedes encontrar cosas que no sabías de ti, de otros y descubrir cosas nuevas en compañía, aprender de las habilidades del otro, escuchar que defectos tienes y no sabías, pasar aventuras que después contaras con gusto.

        Pasar un apocalipsis en familia puede ser toda una odisea entretenida, travesuras y ocurrencias de una infante; tendencias de internet como lettering y recetas virales como el café dalgona y el pan esponjoso japonés, cortesía de los adolescentes; historias curiosas y lecciones de vida de parte de los padres; aprender a ser ninjas para no salir en clases en zoom y anécdotas de clases online de parte de la maestra; aprendizaje y ver el milagro de la vida en ver y cuidar a una embarazada hasta el alumbramiento y después convivir con un bebé adorable que madura muy rápido.

    Nunca es fácil estar acompañado, pero es mejor que estar sólo.
  


lunes, 7 de diciembre de 2020

LO QUE SE HACE PARA PASAR EL TIEMPO EN CUARENTENA

 La semana pasada les contaba sobre cómo el ser docente titular de 14 grupos y casi 300 alumnos me mantuvo bastante ocupada y dentro de lo que cabe cuerda, al menos la primera parte de la pandemia/ cuarentena/ quédate en casa/ confinamiento/ apocalipsis pandémico.  

    Está semana les contaré como es que me mantuve ocupada el resto de la cuarentena y cómo intento conservar mi poca cordura, no sufrir síndrome de la cabaña o morir en un atracón de chocolate por depresión.

    La verdad el desacelerar el ritmo al que estaba trabajando y liberar mi tiempo fue algo que fui notando cuando en mi bullet journal comenzó a tener varios espacios en blanco, hasta que ya no tuve, cursos, cosas que calificar o material que preparar para dar clases.


   En teoría eso debió de ser algo bueno, sin embargo, tenía casa llena, y ahora dormía en la sala, de hecho llevaba casi desde el inicio de la cuarentena durmiendo en el sillón, había cedido mi cuarto a tres personitas que quiero mucho, y cómo espacio para mí y mis entretenimientos tenía una mesa en un cuarto que estaba en un área común. 

    Así que no era cómo que me pudiera echar a la cama a leer un libro o a ver películas a mi gusto, sin embargo contaba con mi computadora, mis cosas y mi pequeño espacio para buscar algo en lo que recrearme. El verdadero problema era ¿Qué hacer?

     Primero opte por continuar con lo del bullet journal, haciendo sólo habit tracker, pero llegó un punto dónde ya no le vi sentido dedicar tiempo a continuar agendando tiempo a cosas que no hacía. Ejercicio, leer, escribir, comer frutas, ver lo de mis cursos, se volvieron cosas que fui dejando de lado y ya ni las hacía, lo que llevaba a dejar en blanco hojas decoradas que sólo se quedaron ornamentales. 

    Así que fui el grinch un rato y me sumergí en mi propia miseria hasta que decidí leerme, hay un montón de cosas que he escrito a lo largo de los años que ni siquiera han visto la luz, una de ellas era una novela romántica que empecé a escribir en mis ratos libres en la prepa y a la que nunca le había puesto un final, porque me gustaban los dos galanes de la historia por igual. A la par me había bajado una app al celular con libros románticos interactivos, así que estaba motivada e inspirada para darle un final a esa historia, ahora la pueden encontrar en wattpad cómo Epilogo.  Primer logro de cuarentena desbloqueado.

    Terminé mi novela y  poco tiempo después una oferta de Blizzard llegó a mi correo, el juego DiabloII estaba en descuento junto con su expansión, y pues ahí fui a comprarlo, así que invertí varias horas jugando hasta que lo terminé, mi personaje terminó su gesta con el nivel más alto posible y una bonita armadura legendaria. Segundo logro de cuarentena desbloqueado.

    Al no seguir haciendo mi Bujo o Bullet Journal, sentía cierto vació y mi escritorio estaba lleno de plumas de colores, rotuladores, hojas decoradas, washi tapes y más cosas que había comprado. En Instagram empecé a seguir cuentas dónde los apuntes bonitos abundan y opte por sacar mis viejos apuntes de la facultad para pasarlos a un estilo Instagram, así que tuve otra ocupación que resulto bastante relajante. Tercer logro de cuarentena.

    Cuando Netflix y otras plataformas de streaming ya no bastan para pasar horas de maratón o no tienes ganas de ver nada, las viejas formas nunca fallan, un buen libro se vuelve tu compañía, y con el acceso a internet, el descargar algunos es más sencillo quitar de la lista de pendientes esos libros que había dejado postergados y sin una librería cerca es una buena opción. Retomar el habito de la lectura para conocer nuevas historias, otro logro más.

    Y por suerte, con esto de vernos obligados a usar el internet más que nunca,  ahora hay acceso a cultura y cursos gratis, ejemplo fueron dos que tomé, uno de Cuento Mexicano, que me dio la experiencia de ser alumna virtual, me ayudo a compartir ideas, a aprender de otros y convivir con gente del afuera; el segundo fue de creación literaria, que ayudo a que retomará la novela de vampiros que de esta pandemia no pasa que acabe, en algún momento les compartí parte del primer capítulo acá y también es culpable de que reviviera éste blog, que cómo varios saben se mantiene intermitente pero nunca cerrado. 

    Tal vez encontrar cosas en las que entretenerse no tiene que ser difícil, incluso despierta el lado creativo que todos tenemos, para muestra los tik toks o los reels. El verdadero problema es la apatía, la desidia y la procrastinación, esos sí son enemigos a los que vencer. 

    En estos meses ha habido días en los que ni me he querido parar, otros dónde el home work se me hace tedioso, dónde prefiero dormir una siesta a leer, veces que dejo alguna manualidad para otro día o la dejo a la mitad, días en los que ni me lavo la carita. Supongo que como en todo, no siempre se esta de humor para ponerle buena cara al encierro.

    Claro hay días mejores que otros y con la experiencia de un año horrible, dónde también tuve que parar mi ritmo de vida, cuidar mi salud y dónde aprendí mucho de mi misma y sobre todo a que no tengo que desistir, no puedes dejarte vencer, cada día es una oportunidad de hacer algo.

    Muchas veces basta con cumplir pequeñas metas, para ir generando hábitos, arreglarnos para nosotros, pintar tu cabello de colores sólo porque ahora puedes, leer dos páginas al día, una video llamada, intentar un platillo, hacer un baile para tik tok, cantar un cover y subirlo a Youtube (los míos los pueden encontrar en La Rockola de Luna). 

    Sé que han sido difíciles para todos estos meses tan extraños, dónde se nos ha sacudido nuestro modo de vida, pero no estas sól@, todos estamos pasando lo mismo, hay que generar empatía entre los que estamos en casa y promover que los que salen se cuiden. 

    Desde aquí quiero expresar mi más sentido pésame a ti si has perdido a alguien en esta pandemia, te mando un abrazo, no pierdas la esperanza de que todo pasará. Lleva tu duelo, pero no dejes que eso te tumbe, da lo mejor de ti cada día. 

   Cuídate y cuida a los tuyos, comparte tu tiempo y disfruta tu tiempo. El quédate en casa a veces parece sentencia condenatoria, sin embargo hay que verlo como un reto, una oportunidad, algo nuevo que explorar, algo que sin dudas nos va a cambiar pero de nuestra cuenta va que sea para bien.





lunes, 30 de noviembre de 2020

HISTORIA DE UNA APOCALIPSIS FALLIDO PART. 1

Desde que tengo memoria me ha gustado ver películas apocalípticas, de esas dónde el mundo se acaba por algún desastre natural, apocalipsis zombi, invasión de extraterrestres, seres de otra dimensión, o cuanta cosa se le ocurra a los guionistas del cine inventar o refritear. Sin embargo, nunca me imagine vivir un apocalipsis.

   En diciembre del 2019 se difundió la noticia que había un virus nuevo en la provincia de Wuhan en China, sin embargo las noticias sólo contaban que no era tan grave, al menos eso pensamos y durante mucho tiempo eso quisimos seguir pensando...

    El 2020 inicio con la promesa de ser un año de juegos olímpicos, aniversarios de varios eventos históricos y en lo personal, el año que por fin me titularía. 

    Pero todo empezó a cambiar a un ritmo extraño y cuando menos lo esperábamos, ya nos habíamos vistos obligados a pasar 9 MESES ENCERRADOS, con miedo de salir y contagiarnos de ese virus que hacía que la gente terminará hospitalizada, con respirador y que en muchos casos terminaba complicándose hasta la muerte.

    Así esta pequeña serie de notas, son sobre eso, cómo es que he pasado estos meses, intentando tomármelo con humor, y criticando un poquito cómo es que esto ha cambiado la idea de lo que para nosotros era normal. Cómo ha cambiado la forma en que se dan clases, la manera en la que se va a las compras de víveres, el síndrome de la cabaña, el amor de lejos y haber que tantas cosas más se me ocurren.

    Esta vez les contaré un poco sobre las clases en línea y el ser un maestro "moderno"

    La primera parte de la cuarentena era una especie de: "quédate en casa para que no te contagies, pronto podremos regresar a la normalidad". El primer mes fue de enterarse de cada cosa nueva que se sabía del nuevo virus, de como se contagiaba, que medidas se podían tomar, de aprender a lavarse las manos, de identificar síntomas, de escuchar como los gobiernos del mundo enfrentaban la crisis y cómo los contagios aumentaban y los médicos sin descanso atendían un montón de casos, ya que los hospitales se empezaban a saturar como nunca antes.

    Se escuchaban de gente que hacía home office, de otros más que sin la misma suerte habían sido despedidos, negocios que habían cerrado y rogaban por que esto pasará pronto para poder volver a abrir. 

    El mundo cambio en pocas semanas, el miedo de no saber que hacer, de escuchar a alguien toser y sentir un escalofrió, rogando no contagiarse de nada. 

    A mi esta pandemia medio apocalíptica me toco en un momento raro de mi vida, era la primera vez en la que yo daba clases como profesor titular, acababa de terminar la primera evaluación y tras un bajón de defensas post entrega de calificaciones, me enferme de gripe. Han de saber que cuando me da gripe de unos dos años para acá se me complica, paso de la clásica moquera a nariz totalmente tapada, de una tos a no tener voz, de cuerpo cortado a no poder ni levantarme.

    Así que imagínense mi reacción cuando empezó esto del COVID, que en pocas palabras es una enfermedad respiratoria crónica con tendencias a lo mortal. Por suerte no fue COVID, sólo fue una gripe de la que salí en unas dos semanas. 

    En esas dos semanas se dividieron en intentar que los niños mantuvieran la calma ante la crisis mundial  y tomar capacitación para ingresar en eso de dar clases a distancia con classroom y zoom, plataformas que ni sabían que existían. Mientras intentaba que no me mandarán a internar por sospecha de la nueva enfermedad. Al final de esos días despedí a mis alumnos con lo que se manejo como una suspensión de clases temporal, ¿Quién iba a imaginar que a varios sería la ultima vez que los viera en persona?

    Y lo que empezó como clases temporales, se convirtió en un fin de ciclo escolar a distancia, dónde las fallas tecnológicas eran el pan de cada día, el mal internet, los trabajos que había que adaptar para que los alumnos los hicieran desde casa, buscar mil y un recursos para hacer las clases dinámicas y que no se aburrieran en un horario exhaustivo dónde tanto alumnos cómo profesores nos la pasábamos un montón de tiempo frente a la pantalla. 

    Mi vista, mi espalda, mi psique y mi familia resintieron y resistieron que llevará el salón de clases a un pequeño espacio que adapte para ello. El dar clases desde casa a casa de mis alumnos me trajo muchas anécdotas, desde una lavadora desbordada porque lavaba ropa mientras daba clase, hasta una madre que frustrada me grito por zoom.   

    Las semanas transcurrieron y las cosas se tornaron oscuras, los alumnos se volvieron apáticos, no sólo no entregaban actividades, sino que no interactuaban, más de una vez me sentía como en sesión espiritista: ¿hay alguien ahí?, ¿me escuchan?, sino pueden prender micrófono participen en el chat... 

    Ya estábamos llegando a la desesperación cuando de la noche a la mañana nos dijeron que había que evaluarlos y cerraríamos el ciclo escolar antes de tiempo, lo que se convirtió en actividades atrasadas enviadas de manera descomunal, mensajes de wassapp que no dejaban de llegar, jugarle al adivino. No fue sano ni para ellos, ni para mi.

    Claro, no todo estuvo tan mal, hubo muchos actos de solidaridad por parte de los alumnos y padres, que en ocasiones hasta llegaron a tomar mis clases para aprender cosas, mensajes lindos del día del maestro, chistes y ocurrencias que alegraban mi día. Hasta cierto punto fueron mi ancla emocional durante la primer parte de la cuarentena/ confinamiento/ quédate en casa.

    Termino el ciclo, y los cursos ocuparon el lugar de las clases, montón de conferencias y tutoriales de como usar herramientas digitales en pos de la educación de calidad, pero al final, sólo eran ideas que sonaban muy bien en teoría, pero que la practica se hacía compleja, más de lo que debiera.

    Esto de la educación a veces es muy complejo y muchas veces poco estimado, creo que hasta que no estas cerca de un docente no te imaginas todo lo que hacen para preparar clase, evaluar y sobre todo llega un punto en dónde tu corazón se agranda y esas pequeñas personas que entran a tu clase, no sólo entran a un salón, sino que se vuelven parte de tu vida.

    Y así, esos primeros quince días se transformaron en meses rápidamente, yo me quede sin horas clase, y entonces me tuve que adaptar a otro tipo de cuarentena, dónde tenía un tiempo libre que nunca había tenido.

    
Y eso, eso es otra historia, que después les contaré.

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domingo, 22 de marzo de 2020

SOMBRAS

Estaba casada, quería llegar a comer algo, ver una película en Netflix y descansar. Gire la llave en el cerrojo para abrir la puerta de metal. Apenas abrí la puerta, Roco se colocó frente a mí y empezó a rugir. La oscuridad me impedía ver con claridad el interior de la casa, sin embargo pude ver como una silueta alargada se escurría por las paredes deslizándose hasta la puerta que daba al patio trasero. Me quede muda, alguien había entrado a  casa y se acababa de marchar sin más.
  Prendí la luz con mano temblorosa y lo que vi hizo que un escalofrío recorriera mi espalda. Mi casa estaba totalmente desordenada, los sillones de la sala estaban rotos, como si alguien los hubiese acuchillado, mis libros recién acomodados se encontraban tirados en el piso, algunos deshojados, mis trastes y ropa que probablemente hubiesen sacado del closet se encontraban regados por el suelo. 
Llame de inmediato a la policía para reportar el percance, me respondieron que pronto estarían conmigo para auxiliarme. Me acerque a la cocina al ver que la puerta que daba al tras patio estaba abierta y se movía estrepitosamente con el viento que soplaba con fuerza. Las condiciones de la casa era igual en todas las habitaciones, al parecer alguien había entrado y revisado cada rincón, esperando encontrar algo de valor para llevarse. Pero mi televisión, mi laptop, tableta y mi joyero estaban intactos. No tenía nada más de valor, si buscaban algo en especifico tal vez no lo encontraron.
Cuando llegó la policía, revisaron mi casa, tomaron fotografías de como se encontraba, me preguntaron si faltaba algo, lo cual respondí que no. 
Los policías antes de marcharse se aseguraron que las puertas y ventanas estuviesen cerradas y una patrulla se quedaría por esa noche vigilando que nadie quisiera volver a entrar.
-Esta noche yo velare su sueño señorita no tiene nada de que preocuparse. Me dijo en tono amable el policía que se quedaría a hacer guardia.
-Gracias, es extraño que haya pasado esto, tal vez sea porque soy la nueva en la unidad.
-De hecho no es el primer caso, hemos tenido al menos ya cinco reportes de incidentes como el suyo. Estamos poniendo todo nuestro esfuerzo para que se sientan seguros y atrapar al culpable.
-Ojalá lo atrapen pronto, me deja inquieta saber que alguien entro a mi casa a revolver entre mis pertenencias.
-Descuide esta noche una patrulla se quedará haciendo guardia fuera de su vivienda para asegurarnos que no regrese.
Un apretón de manos y un buenas noches dio por terminada la conversación. Pero ese sentimiento de que las cosas no estaban bien se quedo con migo toda la noche mientras recogía el alboroto y cenaba una sopa instantánea.
Al terminar de limpiar y recoger, me metí a la tina de baño con sales de lavanda que inundaron el ambiente con un olor bastante agradable, mi cachorro se quedo a un costado de la tina masticando un pedazo de carnaza que le había dado.
En algún momento me quede dormida.
Soñé, tuve un sueño que me parecía bastante real, estaba caminando por aquel bosque que estaba detrás de mi casa, había llegado a la entrada de una cueva iluminada desde dentro, se podía escuchar un rugido que en vez de alejarme me atrajo hacia él. Entré a la cueva y pude ubicar de dónde surgía aquella luz amarillenta.
En una de las paredes del fondo se encontraba un altar hecho con piedras de tres pisos, con diversas cosas en él, jícaras con líquidos de diversos colores, un bracero encendido que despedía un humo grisaseo, pétalos de diversas flores y colores, en la parte más alta había una serie de animales tallados en madera y una serie de atados de ramas secas en forma entrelazada a manera de un uroboros, todo rodeado con gruesas velas que desprendían una luz amarillenta.
De pronto el rugido se percibía más cercano y pude escuchar unos pasos pesados y lentos, no sentía miedo, al parecer era más mi curiosidad que mi temor a no poder salir de aquella cueva. Una sombra alada se fue manifestando al fondo de la cueva.
Un olor dulzon invadió mi nariz y el aire comenzó a faltarme, entre más intentaba respirar más se me dificultaba, pronto mi garganta se lleno de agua y comencé a toser. Abrí los ojos.
Me encontraba en el suelo de mi baño con Roco a mi lado viéndome fijamente.
-Vaya que nos has pegado un buen susto.
El policía con el que había hablado y el mismo que le había tocado hacer guardia fuera de mi casa me veía curioso, esperando a que reaccionará-
-¿Qué paso?, ¿Mi ropa?
-Lo siento, ten- me ofreció una toalla que tenía en la repisa del baño y  me apresure a sentarme y taparme con ella.- Estaba afuera cuando tu perro empezó a ladrar desesperado, pensé que había entrado el intruso, pero al entrar me guió a ti que estabas totalmente hundida en la bañera, era como si algo te estuviera reteniendo allá abajo que me costo bastante sacarte y hacerte respirar.
-Gracias supongo me quede dormida.
-Lo bueno es que estas bien.
-Si, Ah, me permitirías...
-ah, claro!, estaré afuera por si necesitas algo
-Deja me visto y te invito un café, esta fría la noche.
-No es necesario.
-Deja que lo haga como agradecimiento.
-Esta bien, esperaré abajo




NOSFERATU A 100 AÑOS

 ACÁ  LES CUENTO TODOS LOS DETALLES DE ESTE CENTENARIO FILM CURIOSIDADES, RESUMEN Y MÁS YO SOY LUNA Y AHORA LAS NOTAS ESTAN EN FORMATO DE VÍ...